Girona

Experiencias surrealistas, testimonios excepcionales de las civilizaciones griega y romana, más de 100 km de pistas de esquí, lagos encantados, villas medievales, paraísos del submarinismo, volcanes entre hayedos mitológicos, monasterios benedictinos, pueblos marineros y 200 km de playas y calas que han seducido a una pléyade de artistas europeos de vanguardia te esperan en las comarcas de Girona. ¡No te lo pierdas!

¿Te gusta el Mediterráneo? En la Costa Brava encontrarás la esencia de la mediterraneidad: playas y calas de ensueño, pueblos marineros como Calella o Cadaqués, áreas de submarinismo como las islas Medes, humedales —los Aiguamolls de l'Empordà— de una biodiversidad magnífica, litorales salvajes y sobrecogedores como el del cabo de Creus, el conjunto arqueológico de Empúries (siglos VI a.C. - VI d.C.), lugar de entrada a la península Ibérica de las civilizaciones griega y romana, y la mejor gastronomía que la dieta mediterránea puede ofrecerte.

¿Prefieres la montaña? Además de la zona volcánica de la Garrotxa con su magnífico hayal —la Fageda d'en Jordà—, tienes kilómetros y kilómetros de pistas de esquí. Además de La Molina, Masella y Vallter 2000, Vall de Núria es una estación con un santuario que es lugar de culto desde hace ocho siglos, alejada de los coches ya que sólo se accede con un tren cremallera. En verano las estaciones se convierten en centros de ocioy de actividades de montaña como el senderismo, el alpinismo, las rutas en BTT o la hípica, entre otros.

Para los amantes del arte y la cultura Figueres y Girona son citas ineludibles. En Figueres, Salvador Dalí tiene su Teatro-Museo, templo del surrealismo, cuya visita puede complementarse con las del Castillo Gala Dalí, en Púbol, y la Casa-Museo Salvador Dalí, en Portlligat , que conforman el Triángulo Daliniano. En la ciudad de Girona, además de la Catedral, con la nave gótica más ancha del mundo, puedes pasear por el Call, uno de los barrios judíos medievales mejor conservados de Europa, o por el puente de hierro de Eiffel sobre el río Onyar con unas preciosas vistas sobre las casas pintadas de vivos colores del siglo XIX.