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Núcleo antiguo del barrio del Poblenou
Aún existe un Poblenou de callejuelas estrechas y humildes casitas de pescadores. Un Poblenou muy cerca del mar, que es justamente el elemento que configura el núcleo más antiguo del barrio, y donde vale la pena perderse para apreciar los contrastes de esta parte del distrito de Sant Martí.
Antiguas fábricas de Can Ricart y Can Felipa
La arquitectura fabril ha sido aprovechada en Poblenou para nuevos usos adaptados a los tiempos de hoy. Hay muchos ejemplos de antiguas fábricas que cualquiera puede encontrar en Barcelona y que han sido remodeladas para acoger nuevas actividades, como las de Can Felipa y Can Ricart.
Construido en los años ochenta sobre terrenos de antiguas fábricas y talleres, integra elementos arquitectónicos del pasado en un entorno de modernidad.
Alrededor del núcleo original del Clot, el parque de Sant Martí ofrece seis hectáreas de verdor donde se puede pasear, hacer deporte o encontrarse a amigos y vecinos.
Este paseo articula el centro de la vida cultural, social y comercial de Poblenou. Caminando por él nos adentraremos en el que fue un espacio de origen industrial y veremos cómo los nuevos tiempos se respiran mezclados con la tradición y la vida asociativa que tanto han definido el Poblenou de siempre.
La huella de Jean Nouvel vuelve a dejarse ver en la nueva Barcelona. Una joya arquitectónica naturalista que combina una gran diversidad de ambientes.
Una zona verde en el distrito de Gràcia con un singular espacio para el baño, que además, oculta algunas sorpresas artísticas.
La historia de La Rambla es la historia del mercado de la Boquería. La evolución de un pasado de vendedores ambulantes a un presente moderno y lleno de encanto, color y vida.
Desde la Catedral de Barcelona llama la atención un tejado ondulado y colorista. La originalidad del edificio y el tesoro de las paradas que aloja no defraudarán a aquellos que paseen por el barrio de Santa Caterina.
Encajonado en un callejón de Barcelona, el café-restaurante "Els Quatre Gats" ocupa los bajos de la Casa Martí. El edificio nos invita, desde un exterior con aire medieval, a entrar en un interior acogedor que fue el centro de los encuentros de intelectuales de la Barcelona modernista, a finales del siglo XIX.