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En la Via Laietana, la plaza Ramón Berenguer dibuja un perfil armónico entre el legado romano y el medieval. Las iglesias más antiguas de la ciudad, Sant Pere de les Puel·les y Sant Pau del Camp, de estilo románico, miran impertérritas el paso del tiempo en los barrios de Sant Pere y del Raval.
Cerca del mar encontramos edificios civiles de estilo gótico que hablan del pasado marinero de Barcelona durante la Edad Media, como La Llotja y las Reials Drassanes (Reales Atarazanas), sede del Museu Marítim de Barcelona. Ya más lejos del centro, el Monestir de Pedralbes permite la visita de un espacio recogido y tranquilo, y en Montjuïc, la visita al Museu Nacional d'Art de Catalunya pone la guinda al pastel de la ruta de la Barcelona medieval.