Leyenda de Sant Jordi
Existen muchas interpretaciones, y la más conocida es fruto de la combinación de hechos históricos con las leyendas. El dato histórico sitúa al caballero Jordi a principios del siglo IV dC. El 23 de abril del año 303 dC fue martirizado y decapitado por órdenes del emperador Diocleciano, ya que se negó a perseguir a los cristianos. Enseguida se empezó a venerar el culto a Sant Jordi y es durante la Edad Media cuando se extiende su popularidad por el territorio catalán. En el año 1456 fue proclamado patrón de Catalunya.
¿Y la leyenda? La versión más popular en Catalunya sitúa al mártir en Montblanc (Conca de Barberà), donde vivía un terrible dragón que tenía atemorizada a la población. Para apaciguarlo, cada día se le entregaba al monstruo una persona en sacrificio, elegida por sorteo. Pero un día le tocó a la hija del rey y este la envió a las fauces del dragón. Apareció entonces un gentil caballero que se enfrentó al dragón y lo mató clavándole la espada, salvando así a la princesa de su trágico destino. La tradición apunta que allí donde el dragón derramó su sangre nació un bello rosal de rosas rojas que florecía cada mes de abril. Y así se forjó la tradición medieval de que los caballeros regalaran una rosa a sus amadas en señal de amor el día de Sant Jordi.