Torre de Aguas de Catalana de Gas
Una de las mayores innovaciones de las ciudades en el siglo XIX fue el gas para usos urbanos. En Barcelona, la Sociedad Catalana para el Alumbrado de Gas, pionera en España, se instaló en 1843 en la Barceloneta para aprovechar la proximidad al puerto donde llegaba el carbón de hulla, materia prima del gas.
Con el tiempo, se aceleró el consumo de gas para el servicio doméstico y el alumbrado. Para aumentar la presión del agua que la producción necesitaba, se encargó a Josep Domènech i Estapà una torre de aguas de 45 m de altura coronada por un depósito circular. Las obras de esta elegante y singular construcción modernista, con un exterior de ladrillo visto y trencadís y una monumental escalera interior, se prolongaron de 1905 a 1907.
Bien entrado el siglo XX, la tecnología eléctrica de iluminación y la competencia del gas natural en la producción calorífica provocaron el cierre de la fábrica en 1971 y su derribo en el contexto de los Juegos Olímpicos de 1992.
El recinto fue transformado en el parque de la Barceloneta, dotado de equipamientos deportivos. Quedaron en pie la torre de aguas y la estructura de acero exterior del gasómetro, depósito utilizado para almacenar el gas. Las antiguas oficinas contemporáneas en la torre, obra también de Domènech i Estapà, fueron convertidas en la Fábrica del Sol, actual centro municipal de educación ambiental.