Plaça Espanya
Está situada en el cruce de algunas de las vías principales de Barcelona, pero la plaza Espanya es mucho más que un distribuidor del tráfico de la ciudad. La más monumental de las plazas barcelonesas constituye la puerta de entrada al recinto ferial y a la montaña de Montjuïc.
La intersección entre la Gran Vía, el Paral·lel, la Avenida Reina Maria Cristina, la calle Tarragona y la de la Creu Coberta origina esta gran plaza. Con motivo de la celebración en Barcelona de la Exposición Internacional de 1929, se designó a Josep Maria Puig i Cadafalch para urbanizar el espacio de la plaza. Superado el modernismo, el arquitecto optó por un estilo clásico con influencias barrocas que pretendía impactar a todos los que llegaban al recinto de la Exposición.
La plaza se convertía en puerta de entrada a la Feria, y el arquitecto Jujol construía en el centro una gran fuente ornamental llena de esculturas. A un lado, se ven los edificios de obra vista que sirvieron de hotel en esa época. En el otro lado, la antigua plaza de toros de las Arenas, ahora reconvertida en un centro comercial y de ocio. Y al inicio de la avenida Maria Cristina, dos grandes torres, copia evidente de la plaza de San Marcos de Venecia, custodian el paseo del recinto ferial. La vista desde aquí es inmejorable: al fondo se recorta la silueta inconfundible del Palacio Nacional, con la Fuente Mágica a sus pies. El conjunto es, probablemente, uno de los espacios más bellos y espectaculares de Barcelona.