Cementerio de Poblenou
Para entender por qué un cementerio también puede estar lleno de arte, sólo hay que acercarse al de Poblenou. Cuenta con dos áreas diferenciadas, la original y la que se amplió durante la segunda mitad del siglo XIX. Está salpicado de rincones de gran interés artístico, histórico y emocional.
Se trata de un pequeño museo funerario repleto de esculturas y rinconcitos de gran armonía. Es una obra del arquitecto italiano Antonio Ginesi, y fue el resultado de la reconstrucción que tuvo lugar en 1819, tras la destrucción que sufrió el antiguo cementerio del Este en 1775 a manos de las tropas napoleónicas. De sobrio estilo neoclásico, apunta elementos de inspiracion egipcia.
Contiene tumbas de personajes tan ilustres como Josep Anselm Clavé, Serafí Pitarra o la familia Maldà. También hay tumbas anónimas como la venerada tumba del "santito" de Poblenou, un chico de barrio a quien aún se le hacen numerosas ofrendas, o las de los gitanos con sus esculturas, muchas veces realistas, como la del hombre elegantemente vestido que lleva en el bolsillo su inseparable paquete de tabaco.
Fue ampliado durante la segunda mitad del siglo XIX: la parte más moderna hizo posible que las familias acomodadas de la burguesía barcelonesa mandaran construirse pabellones y mausoleos de gran calidad artística. Por todo el cementerio lucen esculturas de gran belleza, como el Petó de la mort, (Beso de la muerte) de Jaume Barba, de 1930.