Fotomosaico: El mundo nace en cada beso
¿Qué ruido hace un beso? ¿Fuerte? ¿Suave? ¿Ensordecedor? El mural del fotógrafo barcelonés Joan Fontcuberta se ha convertido en pocos años en uno de los puntos de visita obligada del Barri Gòtic. Un desafío para el artista y el espectador. Un gran mosaico de cuatro mil teselas dispuestas en 50 hileras de 80 piezas cada una. Un fotomosaico en el que se descifran unos grandes labios, resultado de los miles de besos que aparecen en las teselas y que recuerdan las antiguas imágenes producidas por las míticas cámaras Polaroid. Fontcuberta contó con la colaboración de una de las estirpes de ceramistas más importantes de Catalunya: los Cumella.
Un gran muro de ocho metros de ancho y casi cuatro de altura. Y un diario local que pidió a sus lectores instantáneas de besos a partir de la pregunta "¿Qué significa para ti vivir libre?". Una de las muchas iniciativas que se llevaron a cabo en Barcelona en 2014 con motivo de los actos de conmemoración de los trescientos años del asedio militar que sufrió la ciudad. El artista extrae una conclusión: el amor puede surgir también de una derrota.
La plaza en la que se ubica el mural recibe el nombre de uno de los artistas más admirados por el pintor Pablo Picasso: Isidre Nonell. Y para completar la interpretación, la obra se acompaña de unas reflexiones del médico y escritor estadounidense Oliver Wendell: "El ruido de un beso no es tan ensordecedor como el de un cañón, pero su eco dura mucho más".