Mural de la parada TRAM-Sant Martí de Provençals
Elogio de lo cotidiano. Esto es lo que ha querido plasmar la artista Elisa Capdevila en la estación de Sant Martí de Provençals del TRAM. Unos ciudadanos de grandes dimensiones representados de forma realista, o hiperrealista, que parecen a punto de cobrar vida en cualquier momento.
Los pasajeros, a menudo absortos durante los trayectos, recibirán aquí un toque de atención para apreciar la riqueza de lo común. Disfrutar de situaciones, detalles y comportamientos que por repetidos son menos interesantes. Una pareja acompaña a su hija, la lectura de un libro o el disfrute de una canción a través de los auriculares hace sentirnos partícipes de la escena. Nos abraza.
Capdevila domina bien la figura. La trabaja y nos engaña con detalles propios de la técnica del trompe-l'oeil. Una paloma o un banco que parecen tan reales como los auténticos. Unas sombras que resaltan las figuras y las humanizan. Un realismo que se convierte, por momentos, en hiperrealismo. Cuerpos de tres metros de altura que no incomodan al viajero.
Empatizar con el observador incluyéndolo en el entorno. Un ambiente que la artista catalana sabe crear gracias a la experiencia del gran formato que hace años ha desarrollado en otros sitios de la ciudad. Unas propuestas que le gustan mucho a la artista porque le permiten crear conexiones con espacio vivos y en permanente cambio.