Mural G-333
Una pieza única para un entorno único. El escultor vasco Eduardo Chillida eligió a Barcelona para crear su primer gran mural cerámico. Un encargo del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) materializado frente al icónico edificio a tres metros del suelo.
Una obra de más de quince metros de ancho y casi seis de altura que se convierte en una relectura de la cerámica negra griega. Para su elaboración utilizó una mezcla de tierra de origen volcánico, llamada chamota, y hormigón.
La génesis del mural tuvo lugar a lo largo de 1998 en el taller que el ceramista alemán Hans Spinner tiene en Grasse, una localidad situada en el sur de Francia. Una vez estudiado el entorno del museo barcelonés, Chillida consideraba que la pared medianera situada junto al edificio del arquitecto Richard Meier pedía una obra de estas características. Una forma de recoger el testimonio del gran bloque de color blanco que alberga el centro de arte y cerrar así una banda del perímetro exterior. Otro estímulo para el barrio del Raval.